LA
OBESIDAD Y LA DIABETES, ENFERMEDADES A TENER EN CUENTA EN EL CONTROL Y SALUD BUCODENTAL
Parodiando a
Hipócrates: “Que tus alimentos sean tu medicina, y tu nutrición la salud y el
control bucodental” (KARPEP)
Nuestra sociedad contemporánea, que es acelerada y
estresada, ha adoptado una forma
de vida denominada moderna que le ha
posibilitado muchos beneficios y facilidades al ser humano en sus
comportamientos y acciones diarias. Pero a la vez le ha generado efectos
negativos o perjuicios irreparables,
tales como una cadena de enfermedades letales. Por ejemplo, en suplir la necesidad de alimentarse rápida y
fácilmente, pero con alimentos saturados de grasas, sales, azúcares, preservantes,
etc., que le intoxican el organismo; asimismo,
tiene a su alcance una cantidad de
opciones de bebidas refrescantes saturadas de endulzantes artificiales que le
desequilibra su sistema inmunológico y por tanto su salud física, mental y
espiritual; de igual modo, se puede
desplazar rápida y fácilmente de un
sitio a otro, pero le quita su normal actividad física que necesita el
organismo para estar en forma: en salud.
De modo que, desafortunadamente, este estilo
de vida adverso para la saludad
del ser humano nos ha legado muchos perjuicios o peligros mortales que
silenciosamente atacan y socaban con el
bienestar integral de un gran porcentaje de individuos de la sociedad. Por supuesto, este estilo de vida moderno nos han hecho más perezosos, más sedentarios y
poco hábiles, lo cual ha desencadenado una cantidad de enfermedades tales como
la desnutrición, la obesidad, la
diabetes, la hipertensión arterial entre otros efectos o enfermedades que sin duda representan un factor de
riesgo de enfermedades bucodentales.
A propósito, nótese el caso de enfermedades
como la obesidad y la diabetes (y
otras más) que según investigaciones están asociadas al “desmedido consumo de azúcar,
dulces, galletas, papas fritas, gaseosas, aceites saturados, café, Coca-Cola,
chocolates, cigarrillos, alcohol, vinagres, medicamentos farmacéuticos,
químicos, pesticidas, conservantes, etc.”. Los cuales terminan
intoxicando al organismo, al entorno en que habita el hombre, en consecuencia tenemos como resultado unos
individuos y una sociedad enferma.
Algunas de esas enfermedades del siglo, como la obesidad
(junto a otros factores, como por ejemplo el cigarrillo, el estrés, ciertos
medicamentos, diabetes y enfermedades cardiovasculares) se
ha transformado en un factor de riesgo de enfermedades bucodentales, en particular en las encías. Al
respeto, en un estudio de investigación reciente
también “se ha demostrado que la obesidad
aumenta el riesgo de enfermedad periodontal y que puede ser la resistencia insulínica
la que regula la relación entre la obesidad y la enfermedad periodontal.
También se encontró que los individuos con índices de masa corporal (BMI, por
sus siglas en inglés) elevada producen un nivel más alto de proteínas
inflamatorias”.
Así,
al parecer, según ciertas investigaciones científicas, la “obesidad o sobrepeso influye sobre
la salud en general, incluso sobre la salud bucal, en cuanto
aumentaría el riesgo de la enfermedad periodontal”. Una nueva investigación científica
realizada por la Universidad de Florida de Estados Unidos, observó que la mala salud general aumenta el
riesgo de desarrollar periodontitis (enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las encías, ligamentos y
huesos).
De hecho, si una persona sufre de sobrepeso
es porque puede tener una alimentación desequilibrada, rica en
ciertos nutrientes, como por ejemplo carbohidratos y grasas y pobre en
vitaminas y minerales. “Este déficit puede comprometer el sistema
inmunológico y,
por tanto, empeorar la salud de las encías”.
Las enfermedades periodontales y la periodontitis como consecuencia de estas enfermedades, son las causas más
frecuentes de pérdida de dientes. Por ello, para prevenir su aparición es
importante controlar los factores de riesgo que pueden
desencadenarla, como por ejemplo el sobrepeso.
Las personas que tienen sobrepeso son
más propensas a desarrollar problemas orales, especialmente la inflamación gingival.
Esto se debe a que los obesos tienen más tejido adiposo (especializado en el
almacenamiento de grasa). Este tejido es responsable, entre otras cosas, de la
producción de citoquinas, sustancias químicas que aumentan los procesos
inflamatorios. Por lo tanto, cuánto más grasa, más citoquinas y
más grande se torna la propensión a los procesos inflamatorios.
Por otro
lado, y de manera similar, existen influencias notables de la diabetes en
relación con la salud bucodental. Por
ejemplo, las personas con una diabetes mal
controlada tienen más problemas bucodentales, en especial de las encías, que el resto de la población. Asimismo, cuando las encías están
enfermas también dificultan la regulación de los niveles de azúcar en la
sangre.
Las gingivitis (inflamación de las encías) y periodontitis
(inflamación de las encías con pérdida de hueso de sostén) son las afecciones
más comunes y tienden a ser más agresivas en las personas con niveles
glucémicos mal controlados.
Asimismo, las heridas bucales, como
por ejemplo las producidas por prótesis mal ajustadas, tienden a no resolverse
fácilmente cuando la persona con diabetes no mantiene unos niveles de azúcar
adecuados de manera regular. Esto ocurre especialmente en las personas mayores.
Pero, generalmente, todas las infecciones bucales, en el caso de personas con
una diabetes mal controlada, suelen ser más agresivas y se pueden volver crónicas
con mayor facilidad. De ahí la importancia de mantener unos niveles de azúcar
óptimos
Otros problemas en la boca causados
por la diabetes son una afección llamada “boca
seca” (xerostomía) y una infección por hongos llamada candidiasis bucal. La boca seca ocurre cuando no hay suficiente
saliva (el líquido que mantiene la boca húmeda). La diabetes también puede
aumentar el nivel de glucosa en la saliva. La combinación de estos problemas
podría resultar en aftas, unas pequeñas úlceras blanquecinas que aparecen en la
boca y que son dolorosas.
Cuando la obesidad está asociada con la diabetes, la salud oral requiere
cuidados aún más especiales. Las citoquinas causan un alto riesgo de
desarrollar una inflamación en el tejido gingival, la cual daña la absorción de
la insulina, que es la hormona responsable de la entrada del azúcar en las
células.
En conclusión, ante estas dos
severas enfermedades, la obesidad y la diabetes, (y otras como el cáncer y la
cardiovascular) es muy importante que las personas comprendan las causas,
síntomas, consecuencias y, por tanto prevención y/o control de las mismas. De
tal modo que tomen medidas preventivas y
proactivas, centradas en una balanceada
y adecuada alimentación o nutrición, en el deporte y el ejercicio físico-mental
para tratar este asunto consigo mismos y para con los miembros de la familia.
De igual modo, es importante que los odontólogos hagan saber
o recalquen a sus pacientes que es de vital importancia evitar la obesidad y la diabetes llevando un
estilo de vida y de nutrición saludable. O si es del caso, si las enfermedades
ya existen, persuadirlos en crear el
hábito de controlar el peso, la diabetes, a fin de reducir la probabilidad de padecer
tanto las enfermedades periodontales, como sus posibles
complicaciones que sin duda harán estragos en su corazón, riñones, páncreas, cerebro,
boca, dientes y el resto del cuerpo. Desde luego, esto bajo la supervisión
médica y del odontólogo de confianza.
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